Seda y plata
Durante la época de Carlos III (reinó en España de 1759 a 1788), la moda masculina, especialmente en lo que se refiere a las casacas de vestir, reflejaba tanto la influencia francesa como los ideales ilustrados que promovía el propio rey. Carlos III fue un monarca reformista e ilustrado, y aunque no estaba especialmente interesado en la moda, su época sí coincidió con una evolución clara del vestuario cortesano y burgués. La casaca era una prenda de vestir masculina larga y ajustada, que llegaba generalmente hasta las rodillas. Era el equivalente del actual saco o chaqueta formal, aunque más ornamentada y estructurada. Corte entallado al torso, con faldas amplias (parte inferior de la casaca) que caían sobre las caderas. Mangas estrechas que a veces terminaban en puños con encajes o bordados. Algunas casacas llevaban abanico de pliegues en la espalda, para permitir mayor movimiento al montar a caballo. Se usaban abiertas por delante, para mostrar el chaleco (o "justillo") ricamente decorado. Se usaban telas de lujo: sedas, brocados, terciopelos, tafetanes. Para la nobleza o la alta burguesía, las casacas eran bordadas con hilos de oro o plata, a menudo en motivos florales o vegetales. Bordados elaborados, especialmente en las solapas, puños y faldas de la casaca. Encajes en los puños y cuellos (influencia francesa)